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Global HOPE: La misión continúa

Dr. Jeremy Slone 6 de Octubre de 2020
Niños corriendo por su comunidad en Uganda.

Diagnosticar y tratar a los niños con cáncer requiere perseverancia y determinación. A pesar de los días festivos, cumpleaños y otros eventos clave, el tratamiento del cáncer pediátrico generalmente continúa ininterrumpidamente para brindar al niño la mejor oportunidad de sobrevivir. Durante los últimos meses nos hemos enfrentado a un nuevo desafío: la pandemia de coronavirus (COVID-19). En el África subsahariana, la pandemia ha introducido complicaciones sin precedentes: escasez de suministros médicos, restricciones de viaje de los pacientes y reasignación de recursos para satisfacer las necesidades urgentes de los pacientes con coronavirus, por mencionar algunos.

No hay nada más inspirador que la tremenda resistencia de los niños.

Para recibir tratamiento contra el cáncer, a los niños hay que haberles reconocido debidamente sus síntomas. Las familias deben orientarse con los sistemas médicos para recibir diagnósticos complejos. Solo entonces pueden comenzar los tratamientos intensivos a través de amplios recursos del sistema de salud. También existen desafíos diarios para los profesionales médicos. Los pacientes se presentan en etapas muy avanzadas de la enfermedad. La falta de productos sanguíneos que salvan vidas y de medicamentos cruciales complica aún más la atención. La carga adicional introducida por el COVID-19 se suma profundamente a circunstancias ya desafiantes.

Junto con otros miembros del equipo de Excelencia Pediátrica de Hematología-Oncología Global (Global HOPE), me concentro en desarrollar la capacidad a largo plazo para tratar y mejorar drásticamente el pronóstico de los niños con cáncer y trastornos sanguíneos en África subsahariana. Nuestra visión es asegurarnos de que estos niños reciban las terapias más efectivas y de vanguardia disponibles y, en última instancia, experimenten resultados de tratamiento comparables a los de países de altos ingresos como Estados Unidos y Australia.

Recientemente, me uní a otros directores médicos de Global HOPE de Malawi y Uganda para ofrecer un breve comentario sobre los desafíos y oportunidades compuestos creados por la pandemia que podrían aprovecharse para mejorar los servicios para los niños. Aunque sería natural insistir en el impacto negativo que el COVID-19 ha tenido en los programas de Global HOPE y en todos los aspectos de la vida diaria, prefiero centrarme en el hecho de que cuando las personas se enfrentaron a un desafío abrumador, estuvieron a la altura de las circunstancias.

En Botswana, del tamaño de Texas o Francia, y donde soy director médico del programa Global HOPE, casi todos los niños que se someten a tratamiento contra el cáncer pudieron seguir el plan cumplir con el plan a pesar del aislamiento de siete semanas impuesto en el país. Botswana tiene un solo programa para niños con cáncer y trastornos sanguíneos. Con el transporte público suspendido y cualquier movimiento fuera de la casa que requiera un permiso, garantizar que el tratamiento de los pacientes fuera ininterrumpido fue una hazaña enorme. Nuestro trabajador social y navegador de pacientes trabajó día y noche para garantizar que los pacientes tuvieran los permisos adecuados. El personal médico en todo el país organizó ambulancias de hospitales y otros tipos de transporte para llevarnos a los pacientes para que pudieran recibir su tratamiento. Fue inspirador todo lo que hicieron las personas para que los niños pudieran recibir la atención que necesitaban.

Dr. Sloane discusses MRI images with two fellows at the Botswana Global HOPE Center for Excellence.

Se destaca un ejemplo: un niño con un tumor cerebral que vive aproximadamente a 600 millas del hospital, empezó a tener vómitos y la frecuencia de sus convulsiones aumentó. A través de una extensa coordinación, lo llevaron al equipo de Global HOPE en Gaborone, donde pudimos hacerle un escáner cerebral y una operación crucial coordinada a través de múltiples centros de salud. Afortunadamente, ahora se encuentra bastante bien a medida que continúa su tratamiento. El esfuerzo que se llevó para brindarle la atención que necesitaba no se puede plasmar en unas pocas frases.

Ahora que nos estamos adaptando a nuevas rutinas como resultado de una pandemia, pensamos en el futuro. Los Leones locales ya se han acercado a nosotros pues desean apoyarnos de formas innovadoras. Si bien es posible que no podamos tener programas de concienciación sobre el cáncer pediátrico en persona, podemos realizar campañas en las redes sociales. Es posible que no podamos tener eventos divertidos para los pacientes en este momento, pero podemos proporcionar paquetes de provisiones que los animen. Continuamos esta alianza fructífera con los clubes de Leones en Botswana, ahora en su tercer año.

A menudo me preguntan por qué elegí una profesión como la hematología-oncología pediátrica, y la mayoría de la gente supone que debe ser terriblemente deprimente. Pero la gente pudiera no darse cuenta de no hay nada más inspirador que la tremenda resistencia de los niños. Los niños siempre encuentran formas de reír y sonreír, a pesar de la ardua trayectoria a la que se enfrentan. Durante estos tiempos sin precedentes de una pandemia mundial, no debemos simplemente sobrevivir. Sigamos todos el ejemplo de los niños y centrémonos en cómo podemos seguir mejorando nuestros esfuerzos para diagnosticar y tratar a los niños con cáncer y trastornos sanguíneos en África en medio de nuestra nueva normalidad.

Para obtener más información sobre cómo LCIF y Texas Children's Global HOPE se están aliando para combatir el cáncer infantil en África subsahariana, visite lionsclubs.org/GlobalHOPE.


El Dr. Jeremy Slone es hematólogo-oncólogo pediátrico del hospital infantil Texas Children's Hospital y de Baylor College of Medicine. Ha estado trabajando en Botswana desde 2012, donde es Director Médico del programa Global HOPE en el Centro Clínico de Excelencia Infantil de Botswana-Baylor.